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Controlar la agresividad ¿Cuándo es necesario hacerlo?

La agresividad forma parte del sistema biológico humano como respuesta de lucha y huída ante determinadas situaciones. Pero cuando una persona recurre a la ira y a la agresividad como medio para resolver los problemas o para conseguir lo que quiere de los demás, es un problema de conducta.

Descartamos aquí los problemas de agresividad relacionados con enfermedades mentales y demencias, como son la ezquizofrenia, la psicosis, el alzheimer, etc. Sólo nos referimos a los causados por problemas conductuales.

Tipos de agresividad

La agresividad se puede expresar de muchas formas:

  • Verbal (amenazas, insultos, agravios, etc.)
  • Física (golpear a la persona sobre la que se descarga la agresividad)
  • Gestual (hacer gestos o poner caras amenazadoras)
  • Indirecta (golpear o romper objetos de la persona a la que se quiere dañar)
  • Pasiva: Esta merece una explicación aparte para un mayor entendimiento.

Agresividad pasiva

La agresividad pasiva es lo que suele llamarse vulgarmente «manipulación emocional». Es decir, como una especie de sabotaje. Por ejemplo, si se tiene un problema con alguien, en vez de intentar resolverlo de forma asertiva, se adoptan actitudes de castigo al otro no hablándole o negándole algún derecho sobre el que se tenga control. Otra forma es hacer sentirse culpable o avergonzado al otro o emitir críticas constantemente.

Agresividad infantil

La agresividad infantil merece un artículo aparte pero aquí hacemos una referencia a la misma. No hay que confundirla con la etapa de las perretas o pataletas, que comienza alrededor de los dos años y puede durar hasta los tres.

Es una etapa en que los niños no dominan sus emociones y les cuesta expresarse verbalmente como quisieran y les cuesta entender cosas o situaciones que les generan frustración y degeneran en las temidas pataletas.

Hay que empezar a consultar con los profesionales si, pasada esta edad y si ya tienen una mayor capacidad de entendimiento verbal, permanecen estas actitudes. A veces originadas por imitación del ambiente, por padres demasiado permisivos, por falta de afecto, etc.

Terapias para controlar la agresividad

Conozcamos algunas terapias que pueden ser de gran utilidad para ayudar a controlar la agresividad:

  • Tratamiento cognitivo conductual: Esta terapia intenta analizar las causas del comportamiento agresivo ayudando a la persona a no sentir culpa por sus sentimientos, a saber manejarlos, en vez de que ellos tomen el control, y aprender a ser asertiva.
  • Programación neurolingüística (PNL): La PNL intenta los mismos resultados que la terapia anterior, sólo que en un proceso más rápido a través de técnicas que van directas al inconsciente.
  • Hipnosis: Otro método para trabajar directamente en el inconsciente y cambiar viejas pautas de acción-reacción, modificando las respuestas agresivas por otras formas de acción más creativas y adaptativas.
  • Flores de bach: Se realiza un análisis del paciente y de las causas de su agresividad y se le proporcionan las flores más adecuadas a los motivos que generan los problemas de conducta agresora.

Nuestros consejos

Los problemas de conducta agresiva son muy delicados, así que si usted los padece le recomendamos que pida ayuda profesional. Es importante reconocerlo porque ese es el primer paso pero eso por sí mismo es inútil si no se actúa para buscar una solución.
Juan José Sánchez Ortiz
Terapeuta físico, emocional y coach. Articulista experto en salud, ecología, desarrollo personal y ONGs en medios digitales e impresos. Periodista de investigación con trabajos referenciados en artículos, tesis de postgrado y doctorales.
Fuente: www.enbuenasmanos.com

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