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Por Francisco Puñal Suárez

Con la expo “Amy a mil traços”, en la ciudad de Sao Paolo, caricaturistas brasileños  le rinden homenaje a la intérprete británica Amy Winehouse, fallecida a finales de julio, por motivos no aclarados.

Tras lanzar la convocatoria por internet, José Alberto Lovetro, caricaturista, periodista y curador de la muestra,  logró la participación rápida  y entusiasta de dibujantes que ya habían abordado este trabajo fisonómico. El apoyo fue inmediato –dice – , fue una especie de expo-flash, una idea que surgió por pura inspiración, como las mismas melodias de Amy.

Con el cabello estilo torta de boda, los ojos marcados con delineador, y sus diversos tatuajes, aparecen, ante el espectador de esta muestra,  cuarenta y cuatro formas diferentes de ver a  Amy Winehouse, de interpretar su desordenada existencia, su legado musical, su comportamiento: la cantante cobra vida en los dibujos de Fernandes, Dalcio, Paffaro, Dimaz Restivo, Junior Lopez, Amorim, Paolo Cavalcante, Edra, Caco Galhardo, Caó Cruz, Carvall, Cassio Mango, William Medeiros, Cris Carnelós,  Daniel Paione, Danyael Lopes, De Pieri, entre otros.

El programa de la muestra señala que “la caricatura personal siempre es un reto, y es una forma de divertida y exagerada de enfatizar las características físicas o los comportamientos que llaman la atención de los personajes de la vida real. El artista debe tener una sensibilidad especial que le permita  destacar algunos matices, para mediante su línea acentuar los gestos, vicios y hábitos de la persona en particular. Por lo que en la buena caricatura pesonal se refleja lo sublime y lo ridículo de un personaje, y los aspectos de su alma”.

Amy Winehouse, primera intérprete británica en ganar cinco premios Grammy, considerada una de las mejores cantantes de blues de todos los tiempos, tuvo, lamentablemente, sonados y públicos problemas con las drogas y el alcohol. Su agonía llegaba con su música. Su desaparición física es una inmensa pérdida. Su último disco Back to Black, publicado en 2006, se ha convertido en el más vendido del siglo en Gran Bretaña, con 3,25 millones de copias.

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