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Por Martín Alonso Aragón • exitoaragon@hotmail.com

Si entraron los hispanos, entrarán las costumbres. ¿Podría ser posible que veamos toros en la arena americana? Pues el presidente ya se puso el traje de luces. Con capote y muletilla en mano, ya torea en su propia faena, la que tiene a toda la afición a la expectativa. Millones de inmigrantes que llenaron la plaza para ver la corrida están ahora esperando o para “abullar” o sacar en hombros al torero.

Ya van varias semanas, y el país hispano sigue buscando la oportunidad de empezar a experimentar en “Realidad” el nuevo proyecto de ley de inmigración. Las distintas audiencias en la Comisión de Asuntos Judiciales en donde se trataron los beneficios económicos, sociales y humanitarios de la reforma migratoria, son como la corrida de toros que muestra momentos de euforia, momentos de tensión y momentos de tristeza.
Las primeras corridas generaron críticas, por supuesto, pero los Senadores que parecían desear más cantidad y más severas multas de inmigración y que querían detener la legalización eran la minoría, y lo sabían.
Entonces, hicieron todo lo posible para sembrar dudas acerca de la capacidad del DHS para proteger la frontera, intentaron generar temor sobre el proceso de refugiados y amenazaron con que la reforma migratoria significa la pérdida de trabajos para estadounidenses, lo cual sorprendió a los primeros asistentes. Ese fue el sonar de trompetas que le puso tensión a la faena.

Y dicen los expertos en la tauromaquia: Estos argumentos ya viejos y obsoletos –amenazas y no inquietudes sustanciales— indican que la arena del ruedo está desmoronándose bajo los oponentes a la reforma.

Y con la noticia de que la modificación, o “mark up”, del proyecto de ley empieza el 9 de mayo, es mejor que se sostengan bien, porque este proyecto de ley está listo para avanzar.

Lo cierto es que en medio de los “toros” y de la afición, dentro y fuera del ruedo se respira un ambiente “complicado” del proceso legislativo y debate que están por venir.

No dejemos de avivar a quienes persisten en la tarea de buscar el triunfo aun en medio de la arena que empieza a calentarse por el sol que brilla y alumbra fuerte al punto de hacer que “arda” la esperanza no solo de 11 millones de indocumentados, sino de otro tanto de inmigrantes que con seguridad no quedaron incluidos en el censo.

Mientras tanto coaliciones nacionales y grupos locales piden mejoras al plan de reforma y continúan exigiendo un alto a las deportaciones.

No esperemos marcar récords de asistencia a la gran corrida, pero sí una mayor participación que en las marchas que a través de la reciente historia solo han enmarcado un protagonismo del proyecto de ley, con “decenas de miles de personas” en las calles. Mientras tanto los asistentes a la gran corrida son conscientes de que la reforma migratoria no se va a llevar a cabo a menos que como protagonistas (los hispanos) continuemos presionando a los legisladores para dejarles saber que ya es hora de una reforma, número uno, y número dos, que la mayoría de los americanos apoyan la reforma migratoria”.

No paremos de hacerle frente a esta costumbre de los toros y hagámosle “barra” y “Bulla” sin causar “estruendo” pero si dejando huella en la arena de la gran plaza donde se esta llevando a cabo la corrida.

Pongámosle DINAMITA pero de la buena pa’que se rían y la historia se escriba en el mejor de los escenarios.

Vayamos pues a hacer que estalle la reforma y con ella la risa colectiva de todo un pueblo hispano que anhela la igualdad social para seguir construyendo su sueño americano.

Entonces. . . que salga el toro, que el torero espera en la arena.

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