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Mario Barros (Lenguaviva). Profesor universitario, comediante y escritor humorístico cubano-americano. Pueden seguirlo en Facebook (Mario Barros Lenguaviva) y a su amigo Obdulio en Instagram (obdulioduparol). 

Como cualquier hijo de vecino, my friend Obdulio ha usado diversos tipos y marcas de ropa interior a lo largo y ancho de su vida. El Obdu los ha conocido todos, desde los calzoncillos matapasiones cubanos de los años 60 hasta los supersexys de hoy día. 

Si usted no conoció los matapasiones, no sabe lo que se ha perdido. Eran prendas de pata larga, generalmente de algodón, que ocultaban la anatomía genital masculina con tal eficiencia, que apagaban la pasión en los momentos menos indicados. O al menos eso afirmaban algunas féminas, exigentes que eran. ¡Como si la pasión no pudiera encenderse de otra forma! Con una fosforera, por ejemplo. Había hasta quienes los almidonaban y planchaban, para que quedaran bien tiesos. “Eran una armadura medieval, chico”, me dice el Obdu. Afortunadamente, las prendas interiores masculinas evolucionaron. 

Desde su llegada a Miami, Obdulio se ha vuelto fan de cierto tipo de calzones que su esposa Mayeya le compra. Mi amigo dice que son los más suaves y cómodos que ha usado en toda su larga y ancha vida. No obstante, y como nada es perfecto, los calzoncillos en cuestión tienen un defecto, uno solito, pero muy importante: no tienen bragueta o portañuela por donde sacar el… bueno, ustedes saben. 

Cuando el Obdu tiene que ir al baño en su casa, no hay problema. Se baja pantalón y calzón, hace lo que tiene que hacer y caso cerrado. 

Más la cosa cambia cuando la necesidad fisiológica se presenta en otro lugar. En esos momentos decisivos, Obdulio generalmente busca un baño público con cubículo cerrado, en donde puede bajarse pantalón y prenda interior a gusto. Pero si el baño carece de un lugar reservado, la cosa se complica. Mi amigo entonces no tiene más remedio que usar un urinario, en cuyo caso se ve obligado a escoger entre uno de los procedimientos siguientes:

a. Bajarse pantalón y calzón hasta media nalga y miccionar así. 

b. Meter la mano por la bragueta o portañuela del pantalón, subirse la pata izquierda del calzoncillo y, en esa incómoda posición, ingeniárselas para sacar ustedes-saben-qué y hacer lo suyo sin mojarse. Toda una heroicidad. 

El Obdu me asegura que en ambos casos trata de que no haya nadie en el baño cuando va a realizar su función, por razones obvias. 

Ya está harto de las miradas y risitas indiscretas de los demás usuarios mientras batalla por sacar su… bueno, ustedes saben. 

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