Millones de personas ingieren dos más suplementos vitamínicos diariamente. Muchos consideran que las vitaminas son la manera de combatir la deficiencia nutricional producto de una dieta insuficiente o inadecuada. Como buena parte de la población vive con prisa, los alimentos procesados y de conveniencia se han convertido en los productos indispensables en el mercado. Debido a que su consumo no es por lo general muy seguro en materia de nutrición, muchas personas se aferran a la idea de que los suplementos pueden resolver ese problema.
Las investigaciones realizadas por el Centro Nacional de Estadísticas de los Centros para el Control y la Prevención de las Enfermedades (CDC), revelan que más del cincuenta por ciento de los estadounidenses ingiere un suplemento vitamínico diario. Por su parte, una encuesta llevada a cabo por Ipsos Reid para Health Canada, 71 por ciento de los canadienses usa productos naturales para la salud, y las vitaminas encabezan la lista de suplementos usados, con el 57 por ciento.
Incluso existen compañías de pruebas nutricionales como NutriChem en Ottawa, que extraen sangre y determinan deficiencias vitamínicas, para luego crear y personalizar la mezcla que se le ofrecerá al cliente.
Aunque las vitaminas pueden tener sus beneficios, muchos profesionales de la salud afirman que la mejor manera de obtener las vitaminas necesarias es en los alimentos que consumimos. Más aún, personas sin experiencias pueden estar ingiriendo sus propios cócteles vitamínicos, y podrían consumir demasiado.
Existe la idea de que como tomar cierta cantidad puede ser beneficioso, eso equivale a que tomar más duplicará o triplicará los beneficios. Lo que muchos ignoran es que las vitaminas—aunque se forman de manera natural en los alimentos—pueden acarrear efectos colaterales como cualquier otro medicamento. Tomar demasiada cantidad de cierto suplemento puede conducir a la toxicidad u otras consecuencias. Incluso en dosis moderadas, las vitaminas también tienen algunos efectos colaterales.
Vitamina A: hay una preocupación en particular con la vitamina A. Tomar altas dosis de suplementos antioxidantes como la vitamina A puede perjudicar en vez de beneficiar. Algunas investigaciones aseguran que la ingestión de grandes dosis de suplementos con vitamina A podría incrementar la posibilidad de morir de todas las causas, y posiblemente otros serios efectos colaterales. También pueden empeorar los trastornos hepáticos y aumentar el riesgo de osteoporosis y fracturas de la cadera.
Complejos vitamínicos B: los complejos B o grupos de varias vitaminas B unificados en cápsula son algunas de las vitaminas más populares. La deficiencia de vitamina B puede provocar falta de energía y sensación de estrés y ansiedad, y contribuir a trastornos del sueño. No hay número mágico en términos de miligramos de vitamina B. sin embargo, tomar demasiada puede provocar estreñimiento, problemas estomacales, inflamación, e incluso acné asociado con la B-12. Muchas personas no se dan cuenta de que algunas vitaminas B pueden ocasionar mareos, por lo que es importante no manejar hasta determinar los efectos de las vitaminas.
Vitamina C: la población recurre enormemente a la vitamina C para fortalecer el sistema inmunitario y fomentar la buena salud. Se ha reportado que la vitamina C es muy soluble en agua, por lo que su toxicidad es bien rara, pero entre sus efectos colaterales están las diarreas, las náuseas y una posible descalcificación dental.
Vitamina D: el año pasado, se seleccionó a la vitamina D como el suplemento maravilloso. Tomar vitamina D3, “la vitamina del Sol” puede contribuir a la regulación del estado de ánimo, a mejorar el sueño y a regular el ritmo circadiano entre otros beneficios. Pero si se ingiere en demasiada cantidad puede provocar náuseas y vómitos, debilitamiento de los huesos e hipercalcemia (exceso de calcio en el torrente sanguíneo), cálculos renales y calcificación de los órganos.
Calcio: el calcio y la vitamina D trabajan conjuntamente en la formación de huesos sólidos. Pero, al igual que en casos anteriores, demasiada cantidad puede llevar a cantidades excesivas de calcio en la sangre, así como otros efectos colaterales como estreñimiento y molestias estomacales como exceso de gases. Además provoca cambios mentales y de estados de ánimo, dolores de cabeza, mucha sed y otros efectos colaterales serios.
Vitamina E: la toxicidad de esta vitamina incluye trastornos gástricos, debilidad capilar y propensión a hemorragias, debilidad muscular y diarreas.
Además de las vitaminas, otros suplementos nutricionales tienen el potencial de interactuar con los medicamentos que la persona está tomando. Por ejemplo, la “hierba de San Juan” (St. John’s Wort), puede afectar los niveles de colesterol y la efectividad de los medicamentos para disminuir el colesterol, así como contraindicaciones con otros medicamentos.
Aunque las vitaminas y suplementos se venden sin necesidad de receta, eso no quiere decir que son más seguras que los medicamentos regulados. Es necesario consultar con el médico antes de comenzar un régimen de suplementos, para determinar la dosificación adecuada, y cuáles vitaminas pudieran ser beneficiosas o perjudiciales.
Fuente: www.enbuenasmanos.com