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Por Martín Alonso Aragón • exitoaragon@hotmail.com

No fue un resbalón, tampoco fue que se le enredo la sotana al son del baile. Es posible que al sumo Pontífice si le haya tocado bailar, pero no precisamente cumbia, salsa o duranguense. Al baile al cual lo invitaron no fue el que con seguridad usted y Yo hemos disfrutado en un gran reventón. Al Papa Benedicto XXVI se le vino abajo (y no fue la sotana) . . . se le vino abajo todo el impulso con el que asumió su Papado tras la muerte de Juan Pablo II.

Dicen que cuando alguien llega a “destapar ollas” se salpica y hasta se puede quemar. (…) Al que entienda, que saque sus propias conclusiones y si resulta enredado el asunto, pues no se desgaste pensando en que fue lo que ocurrió, al fin de cuentas saberlo o no, no va a cambiar el rumbo de la historia.

Esta ya se escribió y será el tiempo que se encargue de revelarnos cual fue la verdad VERDADERA que originó la insólita renuncia del máximo jerarca de la Iglesia Católica. Es mejor imaginarse a un Papa bailando a ritmo tropical, que pensar en todo el panorama oscuro que pudo haber descubierto al interior del Vaticano, situación que al final lo pudo haber llevado a tomar la insólita decisión que lo llevó a un lugar tranquilo para dedicarse solo a la oración.

Pudiéramos decir que tras su “gobierno” y su convivencia en medio de la estruendosa comodidad que uno alcanza a imaginarse dentro del Vaticano, al alto prelado se le canso la cintura y se le acabaron las zapatillas tras el intenso baile.

Es mejor pensar de esa manera que llegar a imaginarse que una inusitada persecución y presión interna por lo que Benedicto habría “descubierto” lo llevaron a “alzarse la bata” y saltar (Y no de la emoción) sino del terror que podría gestarse al interior de los manejos políticos dentro del llamado estado más pequeño del mundo. Se trata de una simple renuncia que le dará el paso a otro Jerarca quien será elegido en medio del hermetismo tradicional que rodea al liderazgo de la Iglesia Católica.

Mientras lo que muchos observan como una “danza” Papal….. la indignación de los miembros de la Iglesia y la incertidumbre de los seguidores de la tradición religiosa en la que muchos de nosotros crecimos, desde ahora será mayor y seguramente seguirá creciendo sin respuestas.
Pero ni se desviva por saber la verdad; esa será bien guardada y jamas “destapada” por muy alto que suba la sotana. . .

La otra gran pregunta ahora es: ¿Será que hay quienes se estén disputando el puestecito o estén tirándose la pelota para no entrar al “baile”?

¿Vale la pena desgastarse pensando en el asunto? ¿Tiene sentido saber la verdad? (Si es que la hay) Y si no la hay, ¿Entonces porque renuncio el Papa a un privilegio de comer con cubiertos de oro? ¿O fue un sentimiento de culpa tras mirar cada día por la ventana de su balcón y observar un mundo dividido en poder, pobreza, abundancia y hambre?

Este que si es un cuento sin final, sea cual sea el contenido, seguirá trasnochando a los desocupados, intrigando a los deseosos de tener el PODER dentro de la estructura de la Iglesia Católica, y dejando “engordar” el pensamiento macabro de los que arman en su imaginación la historia que quisieran contar, pero que de hacerlo jamas casi nadie creerá porque: “Que pecado pensar así de los hombres de blanco”

Más bien métase usted también al baile y póngale DINAMITA, estallese de la risa con este “taco” y reviente de diversión. . . no queda de otra; ¿o va a meter sus narices en la boca del lobo?. Es mejor guardar prudencia, recuerde que uno, “entre menos sepa, más vive” (así decían los capos del narcotráfico en Colombia que hoy o están muertos o están pagando condenas en cárceles de EE.UU.)

Dejemos que ellos allá sigan su baile (los de la sotana) y nosotros acá el nuestro. Mientras tanto haga su vida y de manera individual busquemos del UNICO DIOS que con Papa o sin Papa vive en el corazón del que le busca. Echale candela pues a esta edición y gózatela.

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