Por El Francotirador
La fecha del Día del Padre es una celebración llena de afecto y respeto por ese baluarte familiar, cariñoso y trabajador, extensivo a los abuelos y tíos, que muchas veces han asumido el papel de progenitor, por circunstancias de la vida.
Esa persona nos apoya, y con sus esfuerzos, enseñanzas y ejemplo, nos impulsa en el camino de la existencia, con una mirada segura hacia el futuro. Siempre de él nos queda la huella del trayecto enseñado.
Sus consejos, bendiciones, conversaciones y también reproches son una gran fortaleza en la formación del carácter de los hijos. Su cooperación con la madre en las tareas del hogar, su disposición a ayudar cada día, es también una actitud digna de aplaudir. El padre no solamente nos lee cuentos a la hora de dormir, es alguien que también puede cocinar y emprender otras labores en el seno de la casa.
Seguramente algunos lectores reirán, al leer esta última línea y dirán: “Ese papá no existe”, pero eso no niega que pueda existir y que los roles están cambiando.
Desde luego, un buen padre no siempre es aquel que dice sí a todas nuestras peticiones. Complacer con los ojos cerrados los múltiples caprichos que tengamos, no es lo correcto. Un hijo, por lo tanto, debe saber reconocer lo que hizo, hace y hará su padre para lograr su bienestar.
Nuestra portada, haciendo uso del humor como caracteriza a Dinamita, señala cómo la relación entre padres e hijos ha cambiado por la presencia de las nuevas tecnologías e internet, que desgraciadamente convierten en adictos a la mayoría de los jóvenes, y que prefieren “conversar” con su ordenador o tablet, a hacerlo con su padre o madre, eliminando ese factor humano de mirarse a los ojos, escuchar y sonreír juntos. Es el peligro de la deshumanización que sufre la sociedad, y que no debemos aceptar con resignación, sino luchar porque sigan existiendo momentos de diálogo directo, de ser posible, para fomentar la relación fraterna y el intercambio. Con educación en valores esto se puede lograr.
Si hay un bello legado de la vida, es aquel donde un padre transmite a su hijo la pasión por una profesión, la enseñanza de algo bello, el estímulo por la creación, y el necesario esfuerzo para lograr un objetivo del que sentirse orgulloso. Son muchos los ejemplos de ese tipo que existen en la comunidad latina en este país, y que demuestran el aporte extraordinario, y el legado positivo de la semilla sembrada por un futuro mejor.
Es natural que después de celebrar en mayo el Día de la Madre, en el mes siguiente conmemoremos el Día del Padre, y qué mejor regalo que un abrazo, que una frase de afecto, o una simple llamada para el que está lejos, o el recuerdo para el que ya no está presente. Y si a esto unimos una cita en un restaurante para compartir los buenos momentos vividos, podemos decir que algo bonito se fragua en esta fecha.
Dinamita, una publicación cercana, con humor, informaciones y anuncios de interés, siempre al servicio de la comunidad latina, les desea a todos los papás, ¡un feliz día y una larga vida, junto a familiares y amigos! ¡Qué lo disfruten!