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Por El Francotirador
Nadie puede negar los avances de la tecnología y sus aplicaciones digitales en esta época en que vivimos. Ya todo el mundo las utiliza y las tienen presentes en los variados artefactos que inundan el mercado, para hacer la vida más fácil y comunicarnos mejor, aunque esto también tiene su lado negativo, y es la dependencia y cierta “esclavitud” que los seres humanos, y principalmente los jóvenes, sufren al dejarse llevar por ellas, hasta que les absorben la energía y terminan mal en ocasiones.

Ayer vi un vídeo de un hombre que vive en una “casa inteligente”, que él domina digitalmente, gracias a las órdenes que da con su voz, a un ordenador que lo controla todo:
-“Cierra la llave del agua del baño”.
-“Apaga la luz de la sala”.
-“Apaga el horno de la cocina”.
-“Cierra la puerta de la casa”

Tranquilamente y eufórico, el hombre abandona su hogar, y va a la consulta del dentista. El odontólogo le inyecta anestesia y le saca una muela. Al regresar a su hogar, llega al frente de su puerta, y como todo está computarizado, da la orden por el telefonillo de que se abra, pero producto de la extracción habla enredado y el mecanismo no lo entiende y le dice: “Por favor, repita”. El hombre dice de nuevo la frase varias veces y no le entienden. Comienza a llover y se moja copiosamente, y entonces ve amargado, cómo una vecina abre la puerta de su casa, con una llave normal.

Tengo un amigo obsesionado con su teléfono inteligente, de tal manera que ya forma parte de su cuerpo, incluso se baña con él en la mano, le confía su agenda de trabajo, y lo que tiene que hacer cada día, no lo apaga cuando duerme, y se despierta a cada rato para leer los mensajes recibidos por el whatsap.

El otro día comenzó un juego amoroso con su esposa, y en medio de la jornada, sonó un aviso especial en su smartphone que le decía: “Hoy en la agenda, esta actividad no toca”. A mi amigo le dio un ataque de nervios, cuando su mujer quiso tirar el teléfono por la ventana.

Y hay noticias más graves aun, como ese caso reciente de una joven francesa de trece años, de la localidad de Coupiac, que llena de cólera, entró de noche en la habitación de sus padres y los atacó con un arma blanca, porque ellos le habían retirado el teléfono celular. Es ya la muestra fehaciente que la adicción al móvil, crea una dependencia psicológica, que conduce a una conducta peligrosa e irascible. Por suerte la pareja fue trasladada al hospital, y sus vidas no corrieron peligro.

La portada de DINAMITA en esta ocasión, como no podía ser menos, y una vez más con su humor característico, nos presenta a los tres reyes magos, y hay uno de ellos que utiliza el GPS para llegar al destino fijado, pero están como perdidos en el desierto, y no encuentran el camino correcto. El GPS les ha jugado una mala pasada. No siempre las nuevas tecnologías aciertan. ¿No les ha pasado alguna vez?

Con DINAMITA no sucede eso, porque esta publicación sí acierta en todas sus ediciones: el lector encuentra humor para reír y pensar, pasatiempos y artículos que les alegran la vida, e información que promueve los mejores negocios y servicios de la comunidad latina de la zona, para beneficio de todas las familias.

Esperemos que en las próximas cenas familiares, los “adminículos tecnológicos digitales” sean apartados, que las redes sociales no sean el centro de atención de la celebración, y que los abrazos y la conversación fluyan entre semejantes.

¡DINAMITA les desea lo mejor, con salud, felicidad y bienestar, para este 2020 que comienza!

¡Gracias una vez más por confiar en nosotros!

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