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Por Martín Alonso Aragón • exitoaragon@hotmail.com

No sé si Usted que está leyendo sea de mi época y si no lo es, permítame dejarle sentir lo que realmente era vivir. Ahora no es que vayas a pensar que ya estoy viejo y que llegué hoy con la “cantaleta” o la “Cháchara” de los que ya pasaron de moda, como dicen hoy los chamacos.

No hay que mirar muy lejos hacia atrás, hace menos de 20 años (1990 – 1994) que la vida sin un celular, o sin un computador portátil era muy, pero muy placentera. Cuando mucho, la única manera de localizarte era a través de un “beeper” . . . el problema era que te ubicaban, pero si no tenías cerca un teléfono, quedabas en las mismas.
Vibra el beeper: “Uyyyy, me encontraron” “Ni modo, mañana me reporto” A no ser que fueras médico o en su defecto un periodista, tenías que responder a como diera lugar. “No puede ser”!!! . . . “A quien se le ocurrió inventar este aparato” . . . Eso era lo que exclamaban quienes a fuerza debían portar el bendito beeper en su cinturón. Ahí empezó todo a ser distinto y gracias a la tecnología el famoso estrés se empezó a apoderar de nosotros. O díganme si no es así. Y hoy, DESCARADAMENTE, nos atrevemos a afirmar que los grandes avances tecnológicos que generarón un indiscutible GRAN desarrollo, a todos los niveles, fue lo mejor que pudo haber ocurrido en la humanidad.

¿Será que están equivocados, o mejor dicho, estamos equivocados al pensar así? – ¿Nos hizo daño, o nos hizo bien el crecimiento agigantado de la tecnología? Si continuáramos buscando interrogantes, seguramente no pararíamos, y al final solo en eso quedarían; solo preguntas con una sola y contundente respuesta: RETROGRADO, solo reaccionas así porque te atropella la tecnología. Y va uno a ver, y es cierto, a muchos aun nos queda grande el famoso avance al que ha llegado la electrónica. Pero para no enfrascarnos en un tema espinoso, vamos a lo general y aún más simple, el internet. Un servicio de comunicación que ya se volvió imprescindible, un servicio de “Primera” necesidad. Si no tienes internet, estas fuera de onda. Y si no lo tienes en tu teléfono celular . . . estás bien quedado y no se trata de moda; se trata de “Vida Moderna”. Así de simple.

Lo que pasa es que le hemos dado un uso muy equivocado, en lugar de acortar distancias, llegamos al extremo de “Alargar” relaciones. Ese es el pecado que estamos cometiendo y nos las damos de “expertos” en el manejo de los negocios en dos lugares al mismo tiempo. Y a juzgar por los alcances del mencionado tema, nada más mire el cuadro de nuestra portada. Un matrimonio y tres conversaciones simultáneas y totalmente distintas. ¿Infidelidad, desfachatez, irresponsabilidad o pérdida total de los principios morales? – Ninguna de las anteriores, la respuesta es: La era tecnológica y punto. Tremendo “patadón” a la ignorancia, eso es lo que dirán los que se hacen llamar jóvenes, los que andan metidos en redes sociales exclusivas, donde celebran cada “idiotez” . . . burlándose de usted o de mi, porque según ellos: Nos dejó el tren.

Ellos van a kilometros de distancia, a más de 85 millas por hora, “bien estrellados” pero convencidos de ser los grandes ganadores. Mentira, solo han caído en el terreno del vicio el cual maquillan con lo que dicen ser una simple necesidad de la época del desarrollo o la bien o mal llamada reingeniería. Para no ir muy lejos, un grupo de especialistas estadounidenses ha considerado que pasar horas pegados al Internet puede ser un problema psiquiátrico. Y si que lo es. . . el problema es que ni usted ni Yo y mucho menos nuestros jóvenes de hoy lo van a reconocer. . . “Ubícate” es lo que seguramente van a decir.

Y los analistas del tema, aterrizan sus estudios asegurando que “definitivamente es un vicio”. Aseguran tras diversos estudios de carácter psicológico que la famosa “Red” atrapa y consume. Un resiente artículo al respecto afirma que este fenómeno que revolucionó al mundo, es definitivamente un vicio que ayuda a acudir a otros vicios. Es un vicio de vicios. Es un vicio cuando su uso extremo e innecesario afecta grávemente el entorno social o familiar o las responsabilidades laborales o académicas. Vicio cuando se acude a la red sin necesidad alguna, permaneciendo en ella como un canoero en altamar lejos de la playa y sin horizonte, siempre remando en solitario. Los estudiosos discuten si vicio o adicción. Lo crítico del asunto es que la tecnología nos tomó ventaja a todos, incluso a los estudiosos que hoy por hoy están presos de la misma que los lleva cada momento más a encerrarse en la búsqueda de nuevos esquemas que seguramente los llevarán a vivir encerrados hablando con muchos, pero en la más completa soledad. ¿Usted lo va a permitir? o mejor dicho: ¿Va a permitir que sus hijos caigan presa de la modernidad tecnológica? Cuidado, estamos a tiempo de evitarlo, esta en nuestras manos. Voy a explicarles que debemos hacer.

“Ohhhh NO” – Perdón, les dejo la explicación para después, fíjense que en este justo instante estoy recibiendo un email que me recuerda que debo pagar unas cuentas. . . además en mis páginas de Twitter y Facebook estoy recibiendo alertas que requieren contestar de inmediato… lo siento ahí les dejo el tema para su reflexión. Si tienen dudas, solo me envían un mensaje y si es muy urgente la respuesta que esperas, pues andale, haz click en tu computador o en el internet de tu teléfono y averigualo en Google. . . no estoy tratando de evadir el tema, es solo que la modernidad tecnológica así nos lleva. . . ¿Estaré exagerando? Mejor dejemos así y aterricemos, al menos por hoy, en esta verdad de papel. . . mejor enciende este “Taco” de DINAMITA y explotate de la risa, mientras la electrónica acaba de atraparnos…

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