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Por Martín Alonso Aragón
Parece que fuera justamente la Z la que le sigue faltando al proceso que todos los colombianos anhelan que termine con más de 52 años de angustia en medio de balas, explosión de pipas de gas, secuestros atroces y lo peor, la muerte de miles de compatriotas a lo largo de esta larga y absurda historia.

A tan solo y aparentemente un paso de llegar al comienzo de la última fase del proceso de conversaciones de 4 años con los dirigentes de las FARC, la simpleza de un SI y un NO, congeló el avance.

Si antes Colombia estaba dividida por las balas que solo han matado colombianos vestidos de guerrilleros, vestidos de militares o policías y peor aún, colombianos vestidos de civil y con fragancia del campo que produce lo que en conjunto llevamos a la mesa para alimentarnos, hoy; peor aún, Colombia está partida en dos: Los llamados amigos del SI y de la PAZ y los amigos del NO y tristemente llamados enemigos de la PAZ.

Es como si hubiese comenzado una nueva Guerra. Ya han transcurrido casi tres meses sin escuchar en los campos y áreas rurales disparos por parte de las FARC . . . pero desde el 2 de Octubre las ráfagas de insultos cruzados porque SI y porque NO tienen a Colombia como que cada vez, más lejos de la paz.

Un “sinsabor” que culminó con el Premio Nobel de la PAZ al presidente Santos, quien hoy tiene la triple responsabilidad de representar ante las FARC el sentir de un pueblo dividido.

¿Víctima de su propia trampa? Eso se preguntan muchos. Dicen que jamás nadie imaginó que el pueblo le dijera NO a un acuerdo que para esa estrecha mayoría, era entregarle el país a las FARC en cuotas moderadas y sin intereses. Otros dicen que era como irle soltando la pita a una cometa que podría alcanzar un gran vuelo . . .

Hoy la angustia por revivir esa palomita, va más allá de los primeros auxilios. Santos y Timochenko, es decir, el gobierno con sus delegados y las FARC, tienen un compromiso moral con toda Colombia. Timochenko dijo al día siguiente de la votación del plebiscito que ellos no empuñarían las armas para seguir el proceso y Santos se encontró con el Nobel.
Ambos están en tremenda encrucijada. Pero lo más seguro, es que de esa mesa en La Habana-Cuba, se levantarán dándole una buena respuesta al país. Lo que ahora espera el colombiano “de a pie” es que los terceros que han querido meterse en medio, no se vuelvan piedra en el zapato y no sigan alimentando una absurda contienda civil porque SI o porque NO.

Deberían todos los colombianos de mirar que el 2 de Octubre pasado no ganó el NO ni perdió el SI. Aquel domingo Colombia entera debió entender que la gran mayoría está cansada de la politiquería que ha envuelto al país en una lucha desigual con armas que solo desangran.

Si aquel 63% de colombianos que no salió a votar el 2 de Octubre, fuera hoy el que está en las calles gritando en PAZ por la PAZ de Colombia, seguramente un acuerdo ya se estuviera firmando en La Habana, pues a fin de cuentas, TODOS, absolutamente todos, FARC y la GENTE NORMAL quieren un país normal.

NO más guerra, no más sangre colombiana derramada por una lucha armada, mientras en las altas esferas del gobierno y del Congreso se siguen repartiendo la “mermelada” la cual se produce con el fruto del campo que vive en medio de balas y campamentos guerrilleros.

Esa Paloma aún puede alzar vuelo y eso depende única y exclusivamente de la voluntad política, porque está claro que el pueblo colombiano, con graves heridas que seguramente no sanarán: Ya perdonó. La PAZ como derecho fundamental, no debería ser negociada, debe ser arrebatada en PAZ por quienes la merecen. Colombia entera.

Así como aquí a punta de “tacos” de DINAMITA podemos “explotar” de la risa, trabajando, pagando impuestos y respetando la ley . . . en Colombia puede ser más fácil porque la felicidad es simplemente una decisión. Entonces que comience este proceso con la clase política. ¿Será utópico pensarlo o siquiera imaginarlo? – Que Dios bendiga a mi Colombia del alma.

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