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Por Martín Alonso Aragón exitoaragon@hotmail.com

Pa’ que no se sienta arrogante, digamos que nuestra raza empezó a “chamuscarse” en los juegos Olímpicos. La experiencia de Londres fue -digamos así el abrebocas de lo que deben esperar las grandes potencias para la próxima cita.

Sin lugar a exageraciones, la ubicación en el escalafón medallistico podría interpretarse como un termómetro que empezó a medir la subida de temperatura deportiva de los atletas hispanos.

Y es que quitarle el protagonismo a Brasil en una disciplina en la que han sido número uno, es un muy buen principio de cambios radicales en la expresión deportiva fundada en la disciplina y aprovechamiento del tiempo libre de nuestros niños y jóvenes de la raza que usted y Yo ORGULLOSAMENTE representamos. Dárvin Chávez con el número 5 bien sudada y Oribe Peralta con la 9 bien pronunciada a diente pelado, dieron mucho de que hablar en una final inédita que desbancó al favorito de todos. Ya no fue Brasil el mejor; y es que los mejores se miden por los resultados y en este caso por los brillos, los “zambistas” se quedaron pálidos a pesar de su tez y los “manitos” brillaron resplandecientemente en el rectángulo verde y en el pódium, cuando se colgaron la presa dorada. Salieron del asador los atletas hispanos y no untados de carbón, sino bañados en Amarillo puro.

Quisiera encontrar motivo para reír, pero es imposible encontrarle ese contraste a este tan significativo paso de conquista de cara al futuro olímpico de nuestra raza latina.

Debemos asumir con grandeza y mucha satisfacción el hecho de que nuestros muchachos levantaron el ánimo de naciones como México y Colombia absurdamente golpeadas por las balas asesinas, la corrupción y ese INRI que han vendido y sembrado frente al mundo con un flagelo que irónicamente consume a juventudes de naciones poderosas como el mismo Estados Unidos, un país que sin embargo dejó huella en las Justas olímpicas de Inglaterra.

Fútbol con los “aztecas” y ciclismo con la colombiana Mariana Pajón en bicicross, son muestras de poderío juvenil y de resultados de haber trabajado con tezón desde mucho antes. Que orgullo decir que somos hispanos y que dimos la pelea en los distintos campos deportivos donde quedaron huellas bien marcadas y que seguramente significarán en la historia, el momento en que nuestra América se plantó con pies firmes.

“Ya no hay tiempo de llorar” dice un narrador deportivo, lo que pasó, pasó. Ahora lo que tampoco debe sobrar es tiempo para que nuestros dirigentes latinos y los mismos gobiernos, entiendan que es momento de empezar a hacer borrón y cuenta nueva y que lo que pase en nuestras casas (países) con respecto a los desafortunados fenómenos de violencia, ambición y corrupción, se queden enredados en la telas de nuestra justicia y que el mundo empiece a vernos como lo que somos, naciones Latinas con poder joven, pero no solo en el deporte sino en todos los campos; el científico, el económico, el de infraestructura y el de Buenos principios fundados como cité antes: En el buen aprovechamiento del tiempo libre de nuestros niños y jóvenes.

Comparta este modo de pensar, haga que alguien multiplique un humilde pensamiento entre quienes tienen la verdadera responsabilidad de ejercer los mecanismos de control, gobierno y desarrollo de nuestras naciones. Así como comparten la alegría y la explosión de una risa, pase la voz, o ruede la pelota, no sea “Cristiano Ronaldo”…. perdón, personalista….. perdón, no se porque dije eso…. Lo que quiero decir, es que comparta el buen ánimo que hoy nos inunda a usted y a mi.

Ahora si. Prepárese pa’ reírse porque este “taco” de DINAMITA está que revienta. Ándele pues!!!

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