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Por Francisco Puñal Suárez

La caricatura personal es un género muy difícil en el dibujo humorístico y satírico. Y nos puede revelar la esencia de un personaje.

El dibujante se enfrenta a un reto artístico, a un desafío profesional, cuando quiere captar el “alma” del caricaturizado.

No es nada fácil sintetizar en una imagen el carácter de una personalidad, o sea captar  lo que lo distingue de la mayoría.

Para ello, el caricaturista tiene que realizar amplios estudios del personaje que quiere dibujar: ver muchas fotos, videos, leer sobre su vida y comportamiento, analizar sus gestos, escuchar su voz…para lograr, con su aporte creativo, un dibujo que exprese lo que el autor pretende.

Muchas veces, son los caricaturizados mismos, quienes con sus reacciones, discursos, y argumentos, dan pie a un dibujo que los muestra en su verdadera esencia. El dibujante, en este caso, no lo ha tenido tan difícil: lo mismo puede “mirar” al personaje con ternura o con un lenguaje crítico y satírico.

Las instituciones y los personajes dogmáticos no soportan el examen de la risa.

El hombre libre de fetiches se ríe también de lo que le es querido.

Las  caricaturas personales constituyen, sin lugar a dudas, un examen  psicológico de figuras que de una manera o de otra, forman parte del mundo en que vivimos.

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