Por Martín Alonso Aragón
Se decía que la historia de EE.UU. se había partido en dos cuando las torres gemelas de New York cayeron aquel 11 de septiembre, hace ya 15 años. Esa historia se escribió pero permanece vigente, pues la herida sanó, más el dolor en el corazón de los Americanos marcó todas las sensibilidades. Dolerá por siempre a propios y aún a quienes de alguna manera somos parte de esta sociedad que nos brindó su abrigo y una nueva esperanza para seguir tras nuestros sueños como inmigrantes. Esa es una historia de tragedia, destrucción y zozobra que hoy por hoy, sigue lastimando. En 2008, otra historia quedó plasmada en el libro de la América Libre. Un hombre de color, un afroamericano se convertía en Presidente de la conocida como primera Potencia Mundial. Barack Obama era elegido, contra muchos de los pronósticos y para gran sorpresa de algunos sectores, como el presidente de los Estados Unidos. Fue una campaña marcada por aquella notoria diferencia de color de piel. Se venció el paradigma: Un presidente siempre era un hombre blanco. Y para sellar el impacto, en 2012, Obama repitió.Dos historias que realmente ocasionaron un giro considerable a la historia de éste país, lo cual ha dado el contraste que significa que una población como la nuestra (los hispanos) sea hoy punto determinante en la balanza electoral. Pero esa es otra historia que aún no termina de escribirse. El asunto en el tema nuestro (inmigrantes como primera Gran minoría, somos nosotros mismos quienes hemos dilatado la posibilidad de convertirlo en la tercera gran historia en América). Pero ese, es un tema para tratar después. . . Hablando de las dos historias mencionadas inicialmente, vemos como hoy el país entero espera que la tercera, no seamos justamente nosotros (los inmigrantes), sino – una vez más, la presidencia. Y es que por cualquiera de las dos opciones más claras, esas páginas tienen por donde comenzar. Si es Hillary Clinton; se trataría de la primera mujer hecha Presidente y si es Donald Trump, sería el primer Presidente con ideas fuera de contexto, que en realidad le daría un vuelco total a esta nación frente al mundo. Por ese motivo, hoy a escasos días de la elección, lo que literalmente vemos, es una pelea. Y más que eso, un autenticó combate que sin golpes, ocasiona más marcas -por no decir heridas- que las que dejan los guantes en un cuadrilátero. No podemos tapar el sol con un dedo, mientras observamos como Hillary cuestiona la aparente doble contabilidad del magnate inmobiliario, que entre otras cosas no es tan rico como dice . . . más bien rico en deudas que superan los 600 millones de dólares, además de su carácter de “pisoteador” de clases distintas a la de él (caso Alicia Machado y el de su cuestionada Universidad, por no citar más) entre otros aspectos que han calentado los ánimos para subirse al ring. Pero si la señora Clinton, tiene bien puestos los guantes, Trump también los tiene ajustados. Ha lanzado golpes al “hígado” insistiendo en los más de 3 mil emails que pondrían al descubierto mucho más que la seguridad nacional. Tras su movimiento de “peluca” logra desequilibrar a su contrincante con golpecitos que la pondrían a tambalear incluso en lo personal (caso de infidelidad de su esposo Bill durante su presidencia y una aparente historia de ella -la propia Hillary- en La Habana Cuba) sin sumarle el “guantazo” de la aparente neumonía crónica que incluso podría llevarla a la lona y ocasionar un knockout técnico.Encuestas van, encuestas vienen, estamos preparándonos para el round número 12, a ver cual cae, y esperar si alguno como vencedor sale en hombros o simplemente el resultado lo determine el arbitraje, que para muchos tiene demasiado color desequilibrante. Amanecerá y veremos, pero sea lo que sea, si tú como hispano tienes ya la oportunidad de votar, has valer tu derecho y participa que estamos en una democracia “libre”. Mientras suena el campanazo final, sírvete este “taco” de DINAMITA y disfruta de lo bueno que a pesar de todo, te permite la tierra de las oportunidades.