Por Francisco Puñal Suárez
Conocí personalmente al dibujante peruano Iván Prado, residente en Alemania, en la XV edición del PortoCartoon, en Portugal, donde obtuvo el primer premio en la sección de caricatura personal dedicada al cineasta luso Manoel de Oliveira.
Con un carácter jovial y muy conversador, Iván es un magnífico exponente del arte de la caricatura y la ilustración. Sus obras se destacan por su depurada técnica, con pleno dominio del grafito, la acuarela o el dibujo digital.
Graduado de Biología, en la Universidad San Agustín, en Arequipa, Perú, a Iván le atrajo más la pasión por el arte, y desde que tenía ocho años le gustó dibujar.
No tengo –expresa Iván- una formación académica artística. Soy autodidacta. Lo que sé, lo he aprendido con el tiempo: observando, leyendo y con muchas horas de trabajo en el caballete, en el tablero o en la computadora. Algunas cualidades para el dibujo nacieron conmigo, pero no basta con tenerlas; hay que trabajar duro para intentar mejorarlas y es ese trabajo y el proceso en si, lo que hace sentirme bien aunque no siempre satisfecho.
El 2014 ha comenzado muy bien para Iván. Recientemente ha expuesto en la Galería del Instituto de Idiomas Berlitz, en la ciudad de Rostock, donde vive. Esa galería celebraba su décimo aniversario de promoción artística, y él tuvo el honor de ser elegido para abrir las celebraciones. Ahora, desde el 29 de marzo al 1 de junio, realiza una exposición retrospectiva, compuesta por ilustraciones y caricaturas, de sus casi 30 años de trabajo, en la renombrada casa de muestras “Kunsthalle”, de la ciudad de Kühlungsborn. ¡Todo un reconocimiento a su labor!
Llegar a vivir y trabajar en Alemania –dice Iván- como inmigrante, fue una tarea difícil. Es un proceso largo y tedioso al comienzo.
Desde luego es fundamental –añade- aprender el idioma, porque es la llave que te abre las puertas. Segundo, hay que entender la mentalidad alemana. Desde un punto de vista laboral, tienes que adaptarte a las condiciones de trabajo. Con el idioma, un portafolio bien organizado, y sustentar tus palabras, se me han abierto muchas puertas. Y por último, algo muy importante: siempre he creído en mi.
Actualmente –manifiesta Iván- me dedico a trabajar como caricaturista e ilustrador de eventos, presentaciones, shows…Ese trabajo lo realizo los fines de semana, así tengo más tiempo en el resto de la semana para estar en mi taller y con mi familia.
El humor, como la sátira, son cualidades inherentes a todas las sociedades. Una sociedad sin humor estaría muerta. La sátira hace ver el mundo por un tercer ojo: el de la inteligencia, ese filtro que todos necesitamos.