Por martinalonsoaragon@gmail.com
A finales de los 80 aún se vivía libremente, con los afanes normales que nos traían cada día y sin la presión de la inmediatez.
Como al rededor de 1985, comenzaron a aparecer los avances tecnológicos. El beeper era uno, posteriormente llegaron los teléfonos celulares. En un comienzo, eran los médicos, los abogados, los policías y algunas otras organizaciones de servicio social, quienes usaban estos novedosos aparaticos. La novedad pasó a ser paulatinamente una necesidad. Absurda necesidad, decían los abuelos. “En mi época todo se sabía a tiempo, no teníamos necesidad de la inmediatez” decía mi Papá. Para aquel hombre tradicional, “esos absurdos inventos” iban a acabar con la emoción de vivir.
Los jóvenes de aquella época, pensábamos lo contrario. Teníamos una mente “visionaria”. . . lo que nunca imaginamos es que definitivamente ir mas allá, o mejor dicho, tratar de superar la sabiduría que Dios puso en el hombre, sería como haberse echado una soga al cuello.
¿Le sonó exagerada la analogía? Lo siento mucho si no está de acuerdo con el concepto, pero lo que está ocurriendo en la sala de la casa de nuestros protagonistas de portada; lo dice todo. Hoy por hoy, así estemos cerca de nuestros seres amados, cada uno, vivimos en otro mundo. Las benditas redes sociales que nos mantienen atrapados a través de los teléfonos celulares, nos están apartando; y a pasos AGIGANTADOS, de la convivencia con la que personas tal vez como usted, y con seguridad como Yo, tenemos hoy gratamente en el recuerdo. Un poco antes de los 80, incluso a comienzos de la misma década, nada nos estresaba. Todos íbamos cada día a cumplir nuestras obligaciones y compromisos sin afán de saberlo todo YA. Al regresar a casa, cada tarde veíamos en la televisión, el resumen de los hechos que nos ponían al día con todo lo que ocurría en el mundo.
Tal vez el “ring” del teléfono en casa nos alertaba, pero no nos desvelaba. Como dije al comienzo, éramos realmente felices. Los niños jugaban con sus amiguitos de barrio a la pelota o sus derivados . . . las tareas las hacían en máquina de escribir y las averiguaciones en la biblioteca de la escuela o en la biblioteca del barrio… los más avanzados, tenían una enciclopedia Lexis XXII en casa. El Google, estaba empotrado en la pared en varios libros especializados en ciencias naturales, matemáticas, historia, geografía, entre otros. Incluso un almanaque mundial era otra de las buenas herramientas, así como el diccionario Larousse.
A la hora de la comida, todos estábamos a la mesa, atentos, conversando acerca de lo que había pasado durante el día y la expectativa del día siguiente. Pero el hombre se atrevió y poco después de la aparición del computador a nivel comercial, fueron llegando los otros anexos que empezaron a “robarnos” espacio para compartir en el calor humano que nos caracterizaba.
Yo me atrevo a asegurar, que fue lo peor que pudo haber ocurrido. Si bien no estoy en contra de los avances tecnológicos, estos debieron ser diseñados para aportar al crecimiento y desarrollo, y no a caer en las garras del interés comercial y aliado del fortalecimiento económico, pues al final de cuentas, quienes realmente han Ganado son los que comercializaron la tecnología y permitieron que invadiera nuestros espacios.
Se adueñaron de nuestras vidas y lo peor, es que hoy convivimos con estos aparaticos y mucho más preocupante . . . somos absolutamente dependientes de ellos. La tecnología nos borró la sensibilidad, el calor humano y los lazos de cercanía con los seres que queremos. Hoy, un tuit, un mensaje o llamada de WhatsApp o un “like” o “compartir” en una de las redes sociales adicionales, nos quitaron por completo la emoción de pensar: “¿Qué habrá pasado con . . . ?” – Hoy todo lo nuestro lo sabe todo el mundo en segundos. Esa es la cruda y triste realidad que mantiene felices a muchos y tristes y distantes a otros, incluso dentro de la misma casa. Ya no hay nada que hacer . . . pero si usted tiene una salida, por favor, mándeme un Tuit o escríbame a mi email…. ¿Se dan cuenta? Ya somos presa de los avances tecnológicos. El tiempo ya pasó y la era moderna es esta que estamos viviendo, o mejor dicho, esta que estamos experimentando.
No se haga mala sangre… mejor póngale atención al “taco” de DINAMITA que tiene en sus manos y permita que lo deje EXPLOTAR pero de la risa. Es Julio, se calienta el ambiente, llegó el verano. . . pero para estar más seguro de lo que va a ocurrir en esta temporada de altas temperaturas, vaya a su teléfono, baje el App del Weather y listo.