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Por Martín Alonso Aragón
martinalonsoaragon@gmail.com


Es peor que mezclar licor y gasolina. Es una amenaza igual que la que ocasiona un estudiante si entra armado a la escuela. Y estamos apenas hablando de lo que podríamos denominar una peligrosa costumbre.
Una costumbre que se volvió lo más normal para la gran mayoría de personas. Cuando vamos al volante pecamos de irresponsables y nos la damos de expertos. Diariamente estamos cometiendo un atentado contra la vida de muchas personas, incluso contra la nuestra.
La pregunta es: ¿Cómo hacerle entender a la gente que no puede seguir jugando con la vida? La respuesta es simple, pero del dicho al hecho. . . hay mucho trecho y mientras tanto, seguimos siendo testigos de este tipo de sucesos.
El riesgo de conducir mientras se escribe en el tecladito del celular es claro. Los estudios al respecto, revelan que el conductor distraído, así sea por fracción de segundos, no alcanza a frenar, porque ni siquiera se entera que hay que hacerlo.
Así le ocurrió a nuestra protagonista de portada, atropellada abruptamente por lo que sin lugar a exageraciones, puede ser calificado como el psicópata del volante. Nos escandalizamos cuando conocemos de noticias trágicas protagonizadas por “locos” que disparan sin piedad en escuelas, centros comerciales y teatros; pero nos hacemos los de la vista gorda cuando nos ponen el dedo en la llaga con el espinoso tema de “textear y conducir”.
De acuerdo con versiones de diversos estudios realizados en todo el mundo, referentes al hecho de mezclar el volante con el teléfono, la negligencia en los comportamientos de conducción son muy comunes y manejar distraído o sin atender debidamente al volante, es la primera causa de muerte entre los adolescentes en Estados Unidos, donde se ha registrado con más detalle el fenómeno, es la causa de uno de cada cuatro accidentes automovilísticos; más de un millón y medio de choques al año, equivalentes a 4 mil 300 accidentes diarios.
Si se insertan en su contexto real estamos hablando de cerca de 5,500 personas muertas y alrededor de 450,000 heridas al año, esto es, un herido por cada tres accidentes y un deceso cada 272 incidentes. Realmente la cifra no alarma ¿verdad? pero no se pierda de vista que estas cifras tan “light” son causadas por algo tan absurdo y cotidiano como mandar un texto a través del celular o responder a una llamada muy probablemente intrascendente.
Según diversos estudios el conductor que se concentra en escribir un texto, tiene un tiempo de reacción aún más lento que el de un conductor con altos niveles de alcohol en la sangre. Es sencillamente escandaloso el resultado, pero, ¿Hasta cuando lo vamos a permitir? Será que es necesario que uno de sus seres amados sea la próxima víctima para que usted tome conciencia real, de que cuando va en su vehículo, ¿o maneja, o textea?
Sin lugar a dudas, es mucho mejor que usted tome en sus manos un “Taco” de DINAMITA y en este caso, comience a tomar en serio el asunto, lo converse con sus amigos en el trabajo y con su familia; hijos, hermanos y esposas o esposos en casa.
En otras palabras, antes de cometer el absurdo de tender esta página de periódico en el piso, o de forrar la ventana para que no se salpique de pintura, tómese unos minutos, lea y comparta esta información, porque si bien es cierto en reír esta parte de su vida…. en entender que usted puede evitar la muerte de alguien si toma conciencia, esta otra gran parte de esa vida.
Póngase la mano en el corazón, analice que la ilustración de la portada podría ser la radiografía de su vida o la de algún conocido y que usted podría evitar tomarla, solo si antes de encender su carro, pone su teléfono en silencio… a fin de cuentas ni usted ni Yo nacimos con un teléfono celular pegado al corazón; de tal manera que es mejor perder algunos minutos por no tener una conversación a tiempo, y no la vida por una “oportuna” respuesta de texto.
Piense que es mejor generar que las estadísticas por responsabilidad crezcan y no que las mismas por su imprudencia sean titular de primera: Un teléfono mató a dos niños y una mujer.
En sus manos está evitarlo y hacer que otros sean los protagonistas de noticias nefastas.
Ándale pues y mejor explótate de la risa y pasa la voz.

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