Se encuentran Venancio y Manolo, pero éste último llevaba un pingüino de la mano, y Venancio le pregunta:
– ‘Oye, Manolo, ¿pero qué haces con ese pingüino?’
– ‘Pues na, que me lo he encontrao, y no sé qué hacer con él’
– ‘Si serás bruto, Manolo, ¿por qué no lo has llevao al zoológico?’
– ‘Hombre, pues qué buena idea. Hoy mismo lo llevo al zoológico…’
Al día siguiente se vuelven a encontrar, pero Manolo sigue con el pingüino, por lo que Venancio, extrañado, le pregunta:
– ‘¿Qué ha pasado contigo, Manolo, no habías dicho que llevarías al pingüino al zoológico?’
– ‘Hombre, pues lo he llevao, y nos hemos divertido tanto, que hoy nos vamos al circo…’